Al fin
decido sentarme frente al ordenador y hacer mi propio blog. Es el momento
óptimo: mis uñas recién pintadas se van secando con el movimiento de mis dedos
al teclear mientras en mi ordenador suena Nessum
dorma (Nadie duerma en italiano), un aria de la ópera Turandot, que me
transporta directamente al interior del anuncio empolvado del perfume Classique
para mujer de Jean-Paul Gaultier. Lástima que no pueda ponerle olor a esta
canción...esto me recuerda que el próximo día que pase por una perfumería debo
pedir una muestra.
Siempre
he sido una mujer comunicadora y con un sentimiento dentro de mí que me decía
que tenía ganas de hacer 'algo', aunque ese algo nunca cobrara la forma
perfecta que sí tenía en mi mente. Hasta que la inspiración llegó a mí en modo
de revista: HOLA! con su número extraordinario de Alta Costura otoño-invierno
2012-2013.
Soy
asidua a las revistas de moda des de los 12 o los 13 años, y nunca he sido fiel
a la misma publicación. Dependiendo del mes, los temas, quien saliera en
portada, y por qué no, del regalito que dieran (jeje) compraba una u otra.
Vogue, Cosmopolitan, Glamour, Elle, Marie Claire... y aunque unas fueran más de
mi gusto que otras, no encontraba aquella que atrajera mi atención durante horas.
Así que de camino a coger el tren paré en el quiosco como muchas otras veces
antes, ansiosa de ver las tendencias de la temporada, y de encontrar algo nuevo
que calmase mi sed. Y como siempre, decidí probar con algo nuevo. Doy un vistazo rápido al stand lleno de
revistas, y mi vista se posa
directamente en la basca milhojas de flores difuminadas de Giambattista Valli
que sale en una portada. Sospeso el precio de la misma (6€) y pienso si merece
la pena comprarme otra revista para siempre dejarla a medias...pero algo me
dice que puede ser especial y decido llevármela.
Ya
sentada en el tren, leo el primer artículo. Françoise Menette, el autor, me
absorbe con su poesía y me empapo de cada una de sus palabras. Me doy cuenta de
que han pasado 4 estaciones y de que no me he detenido en ningún instante hasta
llegar al punto y final de la última frase. Ni siquiera para mirar las imágenes
que acompañan al texto. Esto era lo
que estaba buscando. Ahora sí, me pierdo en la foto del debut de Raf Simons
como director artístico de Christian dior de la página 15. Y mira, se ve a Anna
Wintour al fondo. Al fin dejo fluir mi
vista por la ventana, sin mirar un punto fijo, y sueño con el magnífico telón
de rosas que tapizan el salón del palacio de la Avenida Lena en París. Como
soñar con los ojos abiertos.
Vuelvo a la realidad, estoy en el sofá tapada con una manta calentita cerca de la chimenea que reluce detrás del cristal. Voy a dar un vistazo a los niños, que duermen en el piso de arriba. El dinero que gane esta noche haciendo de canguro lo guardaré en mi bolsita. Estoy ahorrando para comprar el material de lo que algún día podría ser mi primera colección.
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